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Se conoce por 'El Carro del Diablo' a una disposición de dos rocas, que se encuentran en el bosque Finlandés, en la madrileña localidad de Rascafría, que queda separada de la ciudad de Segovia por la cordillera del Guadarrama.
Localización de 'El Carro del Diablo'.-
Antiguamente, los materiales llegaban mediante carros tirados por animales que transitaban caminos peliagudos, lo que dificultaba su traslado y alargaba los tiempos. La ruta que seguían los carromatos hacia Segovia pasaba por el puerto del Reventón, situado en la Cuerda Larga del Guadarrama, que separaba el Valle del Lozoya (donde se encuentra 'El Carro del Diablo' en Rascafría) de la segoviana localidad de La Granja (muy cercana a la ciudad de Segovia).
Pulsa sobre este enlace para ver su posición en Google Maps.
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Versiones de la leyenda del Carro del Diablo.-
Existen dos versiones de esta leyenda y, ambas, tienen que ver con la vecina ciudad de Segovia. Una es una piedra que falta en el Acueducto, la otra, una piedra de la que carece La Catedral.
Aunque desde pequeño, allá en Rascafría, siempre he oído la primera versión, es decir, que cuando el Diablo construía el Acueducto, para lo cual disponía de una sola noche, en el momento en que le faltaba una piedra para terminarlo, el gallo cantó y no pudo concluir su misión. Esa piedra que le falta a El Acueducto es la que 'transporta El Carro del Diablo'.
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Pero recientemente encuentro más referencias a la segunda versión, en que el arquitecto Juan Guas, maestro de cantería y escultor español, pero de origen bretón, a quien se le encargó la construcción de la Catedral, al ver que no iba a poder cumplir el plazo para la entrega del edificio, pactó con el Diablo su construcción. El Diablo hizo que las obras se aceleraran notablemente, por lo que Juan Guas, al ver que si iba a poder cumplir el plazo, rompió el pacto.
Esto provocó el consiguiente enfado del burlado demonio, quien decidió petrificar el cargamento final, para que la Catedral nunca se terminara.
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(NOTA.- Pulsa sobre cualquier imagen para verla a mayor tamaño y con su pie de foto correspondiente.)
Veamos, pues, ambas versiones.
Versión 1. La piedra que le falta a El Acueducto.-
Según una versión sobre la leyenda que atribuye al Diablo la construcción del Acueducto de Segovia (puedes acceder a esta leyenda pulsando AQUÍ), una chica que servía en una casa en la parte alta de la ciudad, vende su alma al diablo a cambio de no tener que bajar todos los días a por agua.
El Diablo, cuando está transportando la última piedra para finalizar la obra, le sorprende el amanecer y queda petrificado constituyendo la roca de granito conocida por 'El Carro del Diablo'.
Dos beneficios obtuvo por esto la muchacha: por un parte salvó su alma y por otra, no tuvo que volver a bajar a recoger agua.
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Versión 2. La piedra que le falta a La Catedral.-
En pleno siglo XVI, el arquitecto Juan Guas es designado para construir La Catedral de Segovia.
Como ya he indicado, antiguamente, los materiales llegaban mediante carros tirados por animales que transitaban caminos peliagudos, lo que alargaba enormemente los tiempos de construcción.
El caso es que Juan Guas no veía la posibilidad de poder cumplir con el compromiso de terminar la catedral de Segovia en el plazo pactado. Las obras iban tan retrasadas que, a sus oídos llegaron las noticias del disgusto que tenía el rey Carlos V por la lentitud en la construcción.
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(NOTA.- Pulsa sobre cualquier imagen para verla a mayor tamaño y con su pie de foto correspondiente.)
A Juan Guas, agobiado por lo anterior, no se le ocurrió otra cosa que venderle su alma al diablo con tal de cumplir el plazo de entrega. Lucifer no despreció el ofrecimiento y se metió en faena.
De manera sobrenatural, no podía ser de otra forma, Satanás, que traía las piedras desde las canteras de Colmenar Viejo, consiguió que, carro tras carro, cargados hasta los topes cruzaran la sierra por el puerto del Reventón, el camino entonces más recorrido, velozmente. Este hecho facilitó que las obras tomaran buen ritmo para concluir el trato.
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Juan Guas vio que a partir de aquel momento el templo empezó a crecer a velocidad de vértigo. La catedral tomó forma y sólo quedaba por concluir la segunda torre cuando, sintiéndo que entregaría las obras en plazo, Guas rompió el compromiso para salvarse también de Belcebú.
A Satanás esto no le sentó nada bien y agarró un cabreo tan monumental que también deshizo el trato, petrificando el último carro que llevaba el material a Segovia. De esta manera, una de las torres de la catedral segoviana tiene menor altura que la otra. Este carro convirtiendo en roca es lo que se conoce como 'El Carro del Diablo'.
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