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Relato a continuación un caso misterioso que, a día de hoy, cuando han pasado más de 37 años desde que se produjo el hecho, sigue sin haberse esclarecido.
(NOTA.- Pulsa sobre cualquier imagen para verla a mayor tamaño y con su pie de foto correspondiente.)
El día 25 de junio de 1986, el niño Juan Pedro Martínez Gómez, apodado 'El niño de Somosierra', viajaba junto a sus padres en un camión cisterna cargado con 20.000 litros de ácido sulfúrico, de 98 grados de pureza, cuando el vehículo se salió de la calzada, en el kilómetro 95 de la carretera de Madrid a Irún (Puerto de Somosierra), quizás debido a la alta velocidad a que circulaba. El matrimonio, según los resultados de la autopsia, falleció en el acto, pero el cuerpo del muchacho de 10 años nunca ha sido encontrado.
Muchos son los rumores que han surgido desde el momento de producirse el suceso: ¿Viajaba el niño con sus padres? ¿Estaba el padre involucrado en el tráfico de drogas? ¿Habría entregado a su hijo en un intercambio con los narcos? El asunto ha llegado a ser calificado por Interpol como 'la desaparición más extraña de Europa'.
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El padre del pequeño Juan Pedro era conductor de camiones, y debía realizar un transporte de ácido fumante desde la localidad de Murcia hasta una empresa de Bilbao. Normalmente, realizaba los viajes solo, pero, puesto que era fin de curso y que el joven había recientemente obtenido buenas calificaciones, decidió, como premio, ofrecerle viajar hasta Bilbao, y recorrer esa zona del norte de España. En este viaje también sería acompañado por su mujer, Carmen. Pero la ilusión se tornó en tragedia.
Antes de entrar en la Comunidad de Madrid realizaron tres paradas, en la que testigos presenciales confirmaron la presencia de tres personas que viajaban en el camión: dos adultos y un menor.
Por los datos extrados del tacógrafo se sabe que, en la subida al puerto de Somosierra (que entonces era una carretera convencional de un carril por sentido), el vehículo realizó doce paradas, de unos 2 segundos, mientras ascendía el puerto, por lo que se toma cuerpo la hipótesis de que alguien le estaba entorpeciendo el camino y una última parada de unos 22 segundos que se produjo antes de coronar el puerto, tiempo más que suficiente como para quitarle al crío y obligarle a llevar cualquier otra cosa. Coronado el puerto, el vehículo comenzó el descenso a una velocidad de 140 kilómetros/hora (la hipótesis es que parece que persigue a alguien). Se cree que debido a esta alta velocidad se produjo el accidente.
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El lugar del accidente presentaba una escena dantesca. Del vehículo salía gran cantidad de ácido, que corría ladera abajo hasta el río Duratón, en que se producía una gran humareda debido al contacto del ácido con el agua.
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Los cuerpos especiales de la Guardia Civil de Tráfico solo encontraron los cuerpos de los padres (en cuyo rescate tardaron más de diez horas), por lo que pensaron que solo dos personas viajaban en el vehículo. No había rastro del pequeño. Era como si el menor no se encontrara en el vehículo en el momento del accidente.
No fue hasta que llamaron los abuelos del pequeño para preguntar por su nieto, cuando los agentes se enteraron de que viajaba alguien más en el vehículo. Hasta ese momento, no cabía la posibilidad para la Guardia Civil que estuviera alguna persona más, junto a los padres, en la cabina del camión.
Según a la opinión de los expertos, debido a la velocidad del camión en el momento del accidente, y que la autopsia confirmaba los padres habían fallecido en el acto, el niño no podría haber sobrevivido al accidente. Tras inspeccionar durante largas horas el automóvil, encontraron la goma de una zapatilla, que pertenecía a Juan Pedro. Esto ratificó que su cadáver no podía haberse disuelto en ese pequeño transcurso de tiempo.
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Relación con el narcotráfico.-
Por descarte, la Guardia Civil se quedó con una única pista fiable, y esta era la posible relación del padre con el narcotráfico. La familia salió al paso negando este hecho y declaró: "Andrés (el padre) no estaba implicado voluntariamente en dicho negocio". Fijémonos en que dicen 'VOLUNTARIAMENTE' y por ello, algunas personas afirmaban que, Andrés, que arrastraba muchas deudas, podía haber sido presionado y que, posteriormente, hubieran retenido al pequeño para asegurarse la entrega.
Tiempo después, la Guardia Civil encontró, dentro de la cisterna, una lona blanca que contenía droga. El alijo estaba situado en un departamento secreto y rodeado de ácido, tanto por arriba como por abajo. El propietario del camión cisterna no se creía que Andrés tuviera relación alguna con cualquier tema de drogas o contrabando. Según declaró a la prensa: "Pudieron quitarle al chico con amenazas para obligarle a hacer algo que no quería. Quizá lo forzaron a transportar la carga secuestrando al niño hasta que la mercancía llegara a Bilbao".
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Teoría de la familia.-
Los investigadores interrogaron a los implicados en el accidente y a los conductores de los vehículos que se detuvieron para ayudar. Uno de los testigos contó haber visto una furgoneta Nissan Vanette blanca en la que viajaban tres personas y de la que solo descendieron un hombre y una mujer que aseguró ser enfermera. El hombre merodeó bastante rato cerca de la cabina del camión. De hecho, otros conductores aseguraron después que les pareció que estaba registrando dentro de la cabina y que se llevaron algo de su interior. Después regresaron a la furgoneta y se esfumaron.
En la actualidad los familiares sostienen que las paradas de segundos que realizó el camión fueron porque otro vehículo que iba delante frenó y le obligó a detenerse. Hasta la parada de 22 segundos en los que, según familiares, quien fuera aprovechó para llevarse al niño secuestrado como garantía de que el camionero cumpliría el encargo que le habían obligado a hacer. “Al niño se lo quitaron en la última parada. Se lo quitaron de las manos a los padres y les obligaron a llevar cualquier otra cosa, seguramente droga”. Esa madrugada había un control de la Guardia Civil al final de la bajada del puerto.
Los familiares sostienen, cada vez más convencidos, que tras llevarse por la fuerza a Juan Pedro, el padre inició una persecución con su camión que alcanzó una velocidad de vértigo con la que no pudo evitar el accidente. Se lanzó a la carrera tras el vehículo que, según la tesis de los familiares, llevaba al pequeño secuestrado.
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Y de ahí que, tras la colisión, los ocupantes de esa misteriosa furgoneta blanca se acercaran a la cabina del camión siniestrada a recoger algo. “Seguramente fue droga que le obligaron a llevar sabiendo que los traficantes tenían a su hijo como rehén en el coche que circulaba delante”, insistieron. ¿Y el niño? La familia asegura que al pequeño no lo podían soltar en ese momento. Había presenciado lo que había pasado y lo hubiera contado todo. Lo que hicieron con él sería otro misterio.
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De todas maneras nunca se confirmó oficialmente que tras la desaparición del conocido niño de Somosierra estuviera una red de narcotraficantes. Una tesis que con los años siguen descartando tanto el capitán de la Guardia Civil como el juez de paz. La teoría de los narcos tampoco es nueva. Y en ese momento, diarios de la época como El Caso llevaron a portada la investigación por la desaparición de Juan Pedro con este gran titular: “El niño de Somosierra. ¿En poder del narcotráfico?”. El director de la mítica publicación recordaba cómo en esos años Bilbao lideraba el ranking europeo de consumo de heroína y el litoral murciano era la puerta de entrada de la droga.
El siguiente vídeo es sobre un programa dedicado por RadioTelevisión Española al niño Juan Pedro Martínez.
Juan Pedro Martínez desapareció sin dejar rastro el 25 de junio de 1986. Juan Pedro Martínez Gómez viajaba con sus padres un 25 de junio de 1986 en un camión cisterna cargado de ácido sulfúrico. El vehículo se salió en una curva y se estrelló.
¿Dónde está Juan Pedro? ¿Que fue de su vida? ¿Algún día se sabrá la verdad?
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