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Inventos y tecnología española (parte II)

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En otro tema trato sobre los humildes productos que ha alcanzado fama mundial y que vieron la luz gracias a mentes de españoles. Productos como la fregona o mopa, la jeringuilla desechable, la calculadora digital, la grapadora, el caramelo 'Chupa-Chups' y por supuesto la tortilla de patatas, poderosa arma en la lucha contra la hambruna que sufrió Europa a final del siglo XVIII.

Estos inventos de menor escala, no por su difusión, sino por su tamaño, fueron objeto de la primera parte de este tema. Hoy trataré de aquellos que son más conocidos, me refiero al submarino de Peral, el autogiro de De la Cierva, y el teleférico de Torres-Quevedo.

El submarino de Isaac Peral.-

Veamos primero que diferencia existe entre sumergible y submarino. Nos referimos como sumergible al que ha sido concebido para navegar en superficie durante sus desplazamientos, para posteriormente entrar en inmersión por cortos periodos de tiempo, mientras que un submarino está concebido para entrar en inmersión desde su salida de puerto hasta su retorno.

Desde sus orígenes el ser humano ha sentido curiosidad por saber que se esconde bajo el agua, en los mares y océanos. Ha llegado a nuestros oídos que ya en la Antigua Atenas existía la figura del buceador, encargado de limpiar la entrada al puerto.

Réplica del submarino de madera de Monturiol Ictíneo II en el Puerto Viejo de Barcelona.
Monturiol Ictíneo II

No fue hasta el año 1578 cuando un matemático inglés, William Bourne, y que había escrito importantes manuales de navegación, publicó su libro 'Inventions or Devises' (Inventos o ideas). En este libro describe un bote cerrado cubierto de cuero impermeabilizado, capaz de sumergirse al disminuir el volumen total (en vez de, como los actuales, por inundación de unos tanques que los hacen más pesados) e impulsado por remos.

Pero el sumergible de Bourne no paso de una idea plasmada en papel, hasta que 62 años después, en 1620, Cornelius Van Drebbel, un médico holandés, lo llevó a la práctica, y probó un sumergible que, impulsado por remos que actuaban a través de orificios sellados, se podía sumergir durante horas y a profundidades de unos 5 metros.

En años posteriores se desarrollaron y probaron muchos sumergibles propulsados por fuerza humana, hasta que se pensó que había que encontrar método de propulsión más eficaz que el del hombre, si no no valían la pena los esfuerzos para construir sumergibles.

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Así pues, los primeros vehículos considerados submarinos y que superaban la propulsión manual o pedal fueron: con combustión interna (vapor) el Ictíneo II, construido por el español Narciso Monturiol y botado en el puerto de Barcelona el 2 de octubre de 1864, eléctrica el Peral, construido por el español Isaac Peral y botado el 8 de septiembre de 1888 en el astillero del Arsenal de la Carraca (Cádiz) y nuclear el USS Nautilus, botado en 1955.

El submarino Peral expuesto en una explanada frente al antiguo Cuartel de Guardiamarinas y de las escaleras de la Muralla de Cartagena (Murcia).
Submarino Peral

Aunque, en España existía, como ya he indicado, el precedente del Ictineo II, construido por el ingeniero español Narciso Monturiol y botado en Barcelona en 1864, el primer submarino militar completamente útil fue el submarino de Peral de propulsión eléctrica construido por el ingeniero español Isaac Peral, botado, como ya he dicho, en 1888. En junio de 1890, el submarino de Peral lanzó el primer torpedo de la historia disparado con éxito, desde un submarino sumergido.

Con bastante posterioridad, en 1955, los Estados Unidos botan el primer submarino nuclear (la mayoría en la actualidad), tipo de submarino que también eran capaz de extraer oxígeno del agua del mar, lo que le daba la posibilidad de permanecer sumergido durante semanas o meses, y permitiendo viajes anteriormente inimaginables.

Cabe destacar que el desarrollo de los sumergibles se debe básicamente a los periodos de guerra.


En el siguiente vídeo se visualizan 126 años de historia (de 1776 a 1902) del submarino usado con fines militares.

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El autogiro de Juan de la Cierva.-

Juan de la Cierva (Murcia (España) 1985 - Croydon (UK) 1936) fue un ingeniero, aviador y político español, inventor del autogiro, precursor del helicóptero.

Como la mayoría de los inventores, estaba muy inmerso en el campo en el cual su invención estaba relacionado. Así, con tan solo 16 años, De la Cierva logró construir y hacer volar un avión biplano al que bautizó como 'El cangrejo', en 1912, solo nueve años después del primer vuelo con motor de los hermanos Wright.

Ya, desde muy pequeño, Juanito, como era conocido en la familia, leía con avidez cualquier libro sobre inventos que caía en sus manos, construyendo modelos de avión con papel, varillas y gomas, y finalmente, como ya he indicado, a los 16 años, uno de dimensiones reales, El Cangrejo, que, desgraciadamente se estrelló.

9 de enero de 1923: el autogiro de Juan de la Cierva consigue volar por primera vez en Madrid.
1er. vuelo con éxito

En 1920, ocho años después de fabricar su primer avión, construyó en Madrid el aparato que le catapultaría a la fama, el primer autogiro, al que llamó Cierva C1. Al C1, que no consiguió volar. le siguieron el C2 y el C3, que tampoco tuvieron éxito. A todos ellos les fallaba la sustentación. Fue con el C4 cuando resolvió tal problema articulando las palas.

Con este modelo, el C4, con el que previamente había realizado pruebas completas en el túnel de viento del aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid), logró volar durante más de tres minutos a una altura superior a los veinticinco metros. Este exitoso vuelo le permitió conseguir financiación del gobierno español En posteriores modelos fue introduciendo sucesivas mejoras, que le permitió al modelo C5 realizar un viaje entre los aeródromos madrileños de Cuatro Vientos y Getafe (diez kilómetros escasos en línea recta), y su siguiente modelo, el C6, fue exhibido ante el rey Alfonso XIII.

Todas las pruebas y vuelos realizados permitieron vislumbrar el tremendo potencial de los autogiros, lo que dió lugar a que, en 1926, fondos británicos permitieran constituir la empresa 'The Cierva Autogiro Company LTD', que, con sede en Londres, permitió a De la Cierva mejorar sus productos con miras al mercado internacional. A través de la compañía indicada, De la Cierva empezó a distribuir sus aparatos por todo el mundo, y a partir de 1928 se lanzó a pilotar sus propios autogiros.

Eran tales los éxitos que sus productos estaban obteniendo que en un vuelo por los Estados Unidos se permitió el lujo de aterrizar en el jardín de la Casa Blanca, donde fue recibido por el entonces presidente Herbert C. Hoover.

En un vuelo por los Estados Unidos se permitió el lujo de aterrizar en el jardín de la Casa Blanca, donde fue recibido por el entonces presidente Herbert C. Hoover.
Aterrizaje en la Casa Blanca

Aunque también promocionó su invento realizando numerosas exhibiciones aéreas y visitas por distintas ciudades españolas, no logró encontrar la financiación necesaria para la construcción de una fábrica de autogiros con sede en España, ni para que sus aparatos pudieran ser comercializados de forma masiva en territorio español Y es que 'nadie es profeta en su propia tierra').

Juan de la Cierva también se hizo mundialmente famoso por atravesar el canal de la Mancha por primera vez con uno de sus aparatos.

Juan de la Cierva falleció el 9 de diciembre de 1936, a los pocos meses de cumplir 41 años, en un accidente de aviación en el aeropuerto londinense de Croydon, cuando, tras el despegue, el aparato en el que viajaba chocó contra el tejado de una casa vacía y se estrelló. El cuerpo de Juan de la Cierva fue enterrado en una capilla católica de Inglaterra, hasta que en 1946 sus restos fueron trasladados a España.


En el siguiente vídeo se habla sobre origen y desarrollo de uno de los mejores inventos españoles El Autogiro. Así mismo se le compara con el aeroplano y el helicóptero en cuanto a la seguridad.

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El teleférico de Torres-Quevedo.-

El teleférico fue inventado y patentado por uno de los más geniales inventores de finales del siglo XIX y principios del s. XX: el ingeniero español Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), que en 1887, a la edad de 35 años, construyó en el jardín de su propia casa el primer sistema que resembraba un teleférico "Un sistema de camino funicular aéreo de alambres múltiples", su longitud era de 200 metros y su tracción, de origen animal (una pareja de vacas), con una simple silla como barquilla.

El día 30 de septiembre de 1907 se inaugura en el monte Ulía en San Sebastián el primer tranvía aéreo apto para el transporte público de personas.
Transbordador del monte Ulía

Patentó este funicular, y en el año 1907, una vez solucionado el problema de la seguridad, mediante un ingenioso sistema múltiple de cables-soporte, se inaugura en el monte Ulía en San Sebastián el primer tranvía aéreo apto para el transporte público de personas.

Pero sin duda el proyecto que le lanzó a la fama fue el ‘Spanish Aerocar’ en las cataratas del Niágara, en Canadá. El transbordador de 580 metros de longitud es un funicular aéreo que une dos puntos diferentes de la orilla canadiense del río Niágara y discurre sobre un remanso conocido como El Remolino (The Whirpool), se construyó entre 1914 y 1916 siendo un proyecto español de principio a final: ideado por un español. Desde entonces ha transportado a más de diez millones de turistas sin un solo accidente. Teleféricos de todo el mundo siguen usando en la actualidad esta centenaria tecnología.

Este transbordador está construido con base a un cable con un extremo fijo y en el otro, que se hace pasar por una polea, se coloca un contrapeso. De esta forma la tensión del cable es constante y, por mucho que varíe la posición de la barquilla, es muy difícil que se rompa. Además, seis cables paralelos, de modo que si se rompiese uno de ellos, algo que nunca ha sucedido, el sistema se auto equilibra.

A la inauguración, el día día 8 de agosto de 1916, acudió el propio Torres Quevedo, representantes de la empresa española que construyó el teleférico (Niagara Spanish Aerocar Company), así como diversas autoridades de España y Canadá.
Inauguración del Spanish Aerocar

Puede transportar 35 pasajeros (incluido un operario) en cada viaje. Su funcionamiento ininterrumpido es un testimonio vivo de la brillantez y la previsión que tuvo su diseñador original, Torres Quevedo, así como la bella factura de la barquilla original (fabricada en España), cuya estructura no se ha modificado, salvo la incorporación de un techo para la lluvia.

Entre sus obras cabe destacar en el campo de la aeronáutica el dirigir la construcción del primer dirigible español que en 1909 finalizó con gran éxito. En el campo de las máquinas electromecánicas de cálculo, formuló lo que sería en adelante una nueva rama de la ingeniería, la automática. Construyó toda una serie de máquinas analógicas de cálculo, todas ellas de tipo mecánico. Entre ellas 'El Ajedrecista', presentado en la Feria de París de 1914 y considerado el primer videojuego de la historia.

También se debe mencionar 'El Telekino', un autómata que recibía las órdenes enviadas mediante ondas de radio y las ejecutaba. 'El Telekino' estableció los principios operacionales del moderno sistema de control remoto inalámbrico y fue un pionero en el campo del mando a distancia.


En el siguiente vídeo se trata la biografía del matemático e ingeniero, Leonardo Torres Quevedo.

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